Este blog contiene la historia de los personajes que construyeron en Colombia la música campesina, guasca y montañera de las décadas comprendidas entre 1950 y 1980. Músicos, cantantes y compositores que hicieron melodías mexicanas y de Suramérica, pero al estilo antioqueño. (Casi toda la información fue tomada del libro "música del pueblo pueblo" de Alberto Burgos Herrera, editorial Lealon, Medellín, 2006)
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David Correa fue un intérprete, guitarrista y compositor nacido en el municipio de Concordia, Antioquia; quien pese a sufrir de ceguera tuvo una enorme capacidad para crear bellas melodías en los géneros de la música guasca y de la música parrandera paisa.
De David Correa se destacan grandes éxitos parranderos como el electricista, el viejo parrandero, el hombre de malas, el peluquero, el carpintero, se rompió el costal, la cobija nueva, el loro grosero, el reloj dañado, el bobo de Ruperta, el carnicero malicioso, entre otros.
En el género de la música guasca cabe destacar el hermoso tema quiero a mi madre interpetado a duo con Darío quien hace la segunda voz:
Que feliz y dichoso yo me encuentro, porque tengo a mi bendita madre
Gracias a Dios que no ha muerto todavía y que mis penas tengo a quien comunicarle.
Qué bonito es decir yo tengo madre, hoy que la tengo me doy por orgulloso, yo no sé que voy a hacer cuando me falte, ese cariño tan puro y bondadoso.
Nota: esta biografía no estaba incluida en el libro de Alberto Burgos Herrera.
El nombre verdadero y completo de Óscar Agudelo es Luis Óscar Agudelo Márquez, nacido el 23 de septiembre de 1932 en la población Herveo (Tolima) y criado en el municipio de Fresno (Tolima) ; era hijo de Ernesto Agudelo y Sofía Márquez; comenzó sus estudios primarios en Fresno y terminó su bachillerato en Ibagué. Su carrera artística se inició en el puerto de Girardot (Cundinamarca), pero prosiguió a la ciudad de Pereira donde obtuvo el grado de contador general; en esta ciudad participó con los hermanos Eddie y Ricaurte Arias de una orquesta que llevaba el nombre de este último y en la que Óscar cantaba boleros.
Es importante mencionar también que debido a la violencia política de finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta del siglo pasado, la familia Agudelo Márquez fue desplazada a Ibagué (Tolima); circunstancia que aprovechó Óscar para profundizar en la música y conocer canciones, ya que todos sabemos que ésta es la ciudad musical de Colombia. Lo curioso es que este jovencito se inclinó por lo argentino, tangos, valses y mucho repertorio gaucho, que era lo que cantaba cuando se unió a la Compañía Nacional Martín, empresa que circulaba por todo el país ofreciendo un gran espectáculo de variedades.
Estando con esta compañía en la ciudad de Cartago, infortunadamente recibió una puñalada en la pierna izquierda; allí fue hospitalizado, con tan buena suerte que uno de los médicos que lo atendieron era un tanguero a morir y apenas esperó que Óscar medio mejorara para llevárselo a un sitio sabroso de Pereira llamado El Sestiadero, donde precisamente conoció al famoso dueto Ibarra y Medina; por supuesto en ese entonces todavía no eran famosos, pero ahí se inició la historia, cuando le acompañaron a Óscar en la famosa melodía ecuatoriana El aguacate.
Con ellos precisamente Agudelo llegó a Medellín; fueron primero a Sonolux y allí este cantante posteriormente famoso, fue rechazado por quien recibía las demostraciones, Otoniel Cardona. Era 195 3 y Óscar fue a Discos Sil ver, Ondina y por fin llegó a Codiscos, donde le dieron la oportunidad de grabar. Le pagaron ocho pesos por disco.
El primero que grabó fue una canción que hacía mucho tiempo había impuesto Carlos Gardel titulada China hereje. El propio Óscar le comentaba al investigador Carlos Humberto Hiera, en su libro Clavelitos con amor:
-Si yo hubiera sabido que eso lo había grabado Gardel, con seguridad que no lo canto.
Pero éste fue el éxito que le abrió las puertas a su carrera y después vinieron Desde que te marchaste, Quisiera amarte menos, El Redentor, Esos tus ojos negros, La cama vacía, Me besó y se fue, Todo es amor, Cosas viejas, Olvida che, Desengaño, Indiferencia, Frívola, Tu abandono, Bajo el cielo azul, No te vayas golondrina, Que nadie sepa mi sufrir, Tu nombre es mujer, La negrita, Mujer ingrata, Falsa promesa, La marcha nupcial, Márchate corazón, A qué volver, En el nombre de Dios, Borracho por amor, Rosas de otoño, El retrato de mamá y muchos otros que inundaron de notas el panorama de la música guasca y cantinera.
Óscar Agudelo con su música ha visitado varias veces a Estados Unidos y además ha estado en Costa Rica, Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Uruguay, Argentina, Ecuador, Perú y Bolivia.
Óscar Agudelo está en este libro, porque sin ser antioqueño, vivió mucho tiempo entre nosotros y su música caló muy hondo en el alma de nuestro hombre campesino y en general en todo el pueblo paisa; y una cosa muy extraña es que aunque casi todo el repertorio de este cantante ya había sido vocalizado por otros intérpretes, a nuestro pueblo, a nuestro hombre común y corriente, siempre le gustó más la versión que Óscar Agudelo hizo de esas canciones.
Ya dijimos que el cantante y compositor Lucho Yepes, quien ha sido ídolo de la música parrandera paisa, tuvo un conjunto al que denominó Los Chinvengüenchones, el mismo que acompañó a Fabio Torres en aquel inolvidable éxito decembrino El loco rock and roll. Este grupo estaba conformado por los hermanos Eladio y Hernán Cano en las guitarras acompañantes, Bernardino Paniagua "Chamizo" en el acordeón, Daniel Álvarez cantante y guitarrista puntero y Lucho Yepes cantante.
Los Chinvengüenchones hicieron mucha música bailable y animaron reuniones alegres en diferentes estaderos y emisoras de Medellín; pero también muchas veces hicieron música guasca, música mexicana al estilo antioqueño y ahí tomaban el nombre de Yepes y Álvarez.
Este dueto grabó para el sello Ondina la ranchera Mi pena y corridos como Vuelve a mi lado, Me alejo de ti y Perversa.
Este dueto fue conformado por el compositor, cantante, bajista y guitarrista Miguel Ángel Nova y la también cantante Virgelina Rendón; fueron acompañados por el Conjunto Brisas del Sur y grabaron temas musicales como la rumba Pedacito de cielo, los porros Atroz pobrezayMaría Teresa, las parrandas El molinillo y Al son que me toquen bailo y muchos otros.
El músico Gerardo Betancur y el extraordinario cantante José Vélez, unieron sus voces iniciando la década de los años sesenta constituyendo un dueto de éxito llamado Vélez y Betancur; hicieron grabaciones en el sello Discos Colombia, pero sólo permanece en el recuerdo el pasillo Esperanza perdida.
De todos estos cantantes, guitarristas y compositores que analizamos en este libro, el único que verdaderamente es mexicano es Valedor Ramírez Robles.
Valedor nació en Tecuala, estado de Nayarit y vivió en la república azteca siete años, luego siete en Cuba, diez en Barranquilla y sesenta en Medellín. Él mismo cuenta que vino a nuestra ciudad a cumplir un contrato de veinte días en una agrupación musical que dirigía el pianista Moncho Zamudio y a la que llama ron Los Tropicanos; han pasado sesenta años y aún Valedor no ha regresado.
A los pocos días de estar en Medellín, Valedor ingresó a la gran Orquesta Tropical del maestro Nicolás Torres; posteriormente hizo parte de Los Ases del Ritmo, agrupación dirigida por el maestro Millo Velásquez y en corto tiempo Valedor pasó a ser vocalista en la Orquesta de las Estrellas de la Voz de Medellín, que era conducida por el maestro italiano Pietro Mascheroni.
En 1949 impuso en el mercado farandulero éxitos parranderos de grata recordación, pero entre todos se destacó Mándeme aguinaldo, inspiración del Mono González; este mexicano colombianizado también ha sido compositor de muchísimas canciones que han sido interpretadas por José A. Bedoya, Mary Ramia, Consuelo Pérez, Raúl López, Las Trigueñitas, Las Rancheritas, Lucía Herrón, Amparito Jiménez, Antonio González, Rómulo Caicedo, Vicente Villa, Rafico Restrepo, Helenita Vargas, el Trío Colombia, Leo Gallo, Leonel Ospina y muchas más. Algunas de las melodías compuestas por Valedor que tienen sabor cantinero son, el corrido Canas del recuerdo, la ranchera A mí madre, los boleros Sigue hablando, Cita a las siete, Sí, Beso a beso, No lo creas, De acuerdo, Si te vas te vas y Vale un cero; los pasillos Compadre José DoloresyErrante corazón, el vals ranchero Negro destino, y los tangos Tú serásyCarta brava, casi todos interpretados por él mismo.
Valedor Ramírez es un hombre que nos ha dado mucha música y mucha amistad, pero también hay que resaltar todas las grabaciones que este mexicano hizo con la orquesta del maestro Edmundo Arias y además el léxico propio que utiliza en los títulos de algunas de sus canciones como Esquizofrenostomía y Poliagricultestanubia vegetal.