A
continuación expongo algunos apartes del libro del señor Miguel Ángel López
Botero titulado “MÚSICA DE CARRILERA, Canciones, Historia y Comentarios” y publicado
en Medellín, Colombia en el año 1985.
RAZÓN DE ESTE TRABAJO
La inmensa acogida y
difusión que este género musical tiene entre nuestros campesinos, en amplios
sectores populares y aún entre gentes de gran cultura, nos ha impulsado a
recopilar algunas de aquellas canciones que cantaron nuestros abuelos, que se
siguen escuchando con frecuencia y que gran parte de aquellos que dicen
"estar en la onda" miran con desdén y a veces con burla, por desconocimiento
de nuestros valores estéticos y culturales, o por vergüenza, pues creen que
esta música los rebaja de categoría social y sólo aceptan aquella que les
impone la sociedad de consumo, con el cantante o conjunto que está de moda,
aunque no entienda de esas letras y esos ritmos, simplemente por aparentar de
"civilizado".
Desafortunadamente,
muchos de nuestros cantantes populares, dicen que no se rebajan interpretando
este tipo de canción; desacierto grave. Comentaristas, tratadistas y
recopiladores lo han despreciado olímpicamente, o han hablado de él a vuelo de
pájaro.
Queremos
por medio de este pequeño trabajo llamar la atención para que pensemos un poco
en lo nuestro; en lo que somos y en lo que tenemos, sin sonrojarnos; por el
contrario, sintiendo orgullo de pertenecer a una casta campesina, la cual
debemos defender y respetar, para que sus patrones culturales no desaparezcan
por la presencia de modelos que nosotros a ciegas imitamos y que son el
producto de mandatos artísticos extranjeros y superficiales.
ORIGEN
DEL TERMINO CARRILERA
El término
"carrilera" es puramente antioqueño; claro que ya se está extendiendo
a todo el país. ¿Dónde se utilizó por primera vez? Sería imposible afirmarlo.
En una charla amena y descomplicada, que tuvimos con don Raúl González, el
compositor de la "Cruz de Palo" y de mil temas más, nos decía que
alguien en un día no muy lejano y sentado al pie de un traganíquel y en una de
las fondas que abundan en las estaciones del ferrocarril que va de Medellín a
Puerto Berrío, al estar escuchando una de estas páginas exclamó: ¡esta sí es
verdadera música de carrilera! Seguramente quienes lo escucharon les sonó el
término y lo siguieron empleando.
Y allí lo tenemos, más
conocido que nuestra ruana y nuestro maíz, y no dudamos que traspasará las
fronteras de nuestra patria, pues todos los días son más los estaderos y los
programas de radio y televisión que están impulsando este género.
En Méjico se le dice
"Música Norteña" o "Campirana"; o simplemente Ranchera,
porque se originó en los ranchos de los campesinos de aquel país, a finales del
pasado (XIX) siglo y a principios del presente (XX).
Fuera
de Antioquia, y en Colombia, se la llama “Música Guasca", campesina,
"campechana", montañera etc.
El
maestro HERNAN RESTREPO DUQUE, gran historiador de la Música Popular de América
Latina; tiene otra versión sobre el origen del término "MÚSICA DE
CARRILERA": Este término nació en el viejo Guayaquil, cuando los
paqueteros venían por las encomiendas para las fondas que aguardaban los
vagones repletos de sorpresas, entre ellas la música que habían de
"moler" las victrolas y traganíqueles de entonces; los encomenderos
pedían "la música que vapora la carrilera" o la "música de la
carrilera".
Igualmente
JESÚS ZAPATA, "El Indio", gran folclorista nuestro, en una
presentación de las danzas de la EPA (Escuela Popular de Arte) que va a
representamos en Europa, nos dijo que el término "MÚSICA DE
CARRILERA" nació en los paseos que se hacían en tren y en los cuales se
cantaba este tipo de canciones, que eran las que estaban de moda.
En
síntesis, tenemos ya cuatro versiones sobre el origen del término "Música
de Carrilera". Las cuatro son respetables; estamos empezando un trabajo
sobre el tema, respecto del cual nadie ha dicho la última palabra. Esperamos
nuevos aportes.
ORIGEN DEL TERMINO GUASCA
Nuestro campesino ha
utilizado el tallo del plátano para extraer de allí fibras con las que fabrica
esteras, o sea rústicos colchones y también para sacar tiras, que él mismo
denomina "guascas", para amarrar leña, sostener animales y otros
menesteres parecidos. Esto por más económico. Los más pudientes, utilizan el
lazo y la soga, que son de mayor categoría. Posiblemente, de esta costumbre los
que se creen más "civilizados'' llaman despectivamente "guascas"
a las personas humildes que utilizan estos atavíos, a sus costumbres y a sus músicas.
En
lenguaje chibcha "guasca” quiere decir loma del cerro; también por
deducción, las personas que habitaban en las lomas o campos despoblados fueron
bautizados con este nombre. Allí dejamos la inquietud para que la investigación
siga.
VALOR DE ESTE GÉNERO
En un cursillo de
pedagogía musical que tuvimos el honor de recibirle al eminente compositor, el
mundialista antioqueño Blas Emilio Atehortúa, nos decía lo siguiente: "la
música, entre muchas, cumple primeramente dos funciones: una social y otra cultural.
Socialmente, el campesino que con su tiple rústico y muchas veces destemplado,
divierte aun grupo de paisanos en una vereda o en una aldea humilde y lejana,
está cumpliendo el mismo papel que el encopetado concertista que, vestido de
saco leva, está frente a un despampanante piano dando un recital de alta
alcurnia". Conmovedoras y reales palabras de este gran artista, conocedor
de los valores del pueblo.
Estéticamente, muchas
de nuestras canciones populares gozan de una factura que nada tienen que envidiarle
a las de los grandes clásicos. Muchas de ellas han servido de tema para
montajes sinfónicos.
De
manera que aquellas personas que están creyendo que letras y melodías de
nuestras canciones llamadas de "carrilera" no tienen ningún valor,
están totalmente equivocadas.
RITMOS QUE COMPRENDE
Si nos atenemos al
origen, únicamente encajarían en la "carrilera" la ranchera y el
corrido. Pero por su temática, se podrían incluir pasillos llorones al estilo
de "Ocúltame esos ojos", de Israel Motato y boleros despechados, como
"Amanecí bebiendo", de Luis Bernardo Saldarriaga. Consultamos a
muchos, y las opiniones se dividían. Algunos opinaron que únicamente corridos y
rancheras; otros, que podían incluirse
más ritmos, hasta las zambas de los cuyos.
Nuestro amigo y gran
artista Ary Burbano nos dijo que el "CHUPO PLATA CAMACHO", Armando
Plata Camacho, en sus presentaciones que últimamente ha hecho por televisión de
los intérpretes de este género, se inventó el término
"GUASCARRILERA", más amplio, donde ya entran en juego muchos aires
más.
Pero nuestro fin no es
el de crear una polémica; por el contrario, se trata de clarificar y de empezar
un trabajo que pensamos continuar con la ayuda de todos los amantes de esta
música. En otro tema ampliaremos más este contenido, cuando tengamos más
elementos de juicio, que esperamos ustedes nos ayuden a conseguirlos.
Y
como es difícil en un trabajo tan resumido abarcar tantos ritmos con sus
respectivas letras, nos limitamos por ahora al corrido y la ranchera. En un
próximo trabajo, el cual ya tenemos adelantado, esperamos presentarles un mayor
número de canciones populares.
ORIGEN DE LA CANCIÓN DE CARRILERA
Indiscutiblemente nos llegó de Méjico; todos coincidimos
en ello. Y no digamos que es un préstamo cultural, porque todos los patrones
sociales, poéticos, religiosos, raciales, etc., que son los que influyen en las
canciones tienen denominadores comunes en todos los pueblos de Hispanoamérica.
El
campesino mejicano y el campesino colombiano del principio del siglo y el de
ahora presentan unas mismas características culturales y sociales, en el
capítulo dedicado a la difusión de este género en nuestro medio ampliaremos más
estos conceptos; ahora es importante que conozcamos el origen de la canción
mejicana para ubicarnos mejor en el fenómeno de la carrilera y del por qué pegó
tanto en nuestro medio.
ORIGEN DE LA RANCHERA Y EL CORRIDO
En el libro titulado
ENCICLOPEDIA DE LA MÚSICA "POP", escrito por varios autores y en su
capítulo dedicado al folclor latinoamericano, Manuel Castellanos y Delia
Porciana nos dicen lo siguiente:
"Tres cuartos de
siglo de existencia de la canción en México implican una amplísima difusión más
allá de nuestras fronteras actuales —escribe el folklorista mexicano Vicente T.
Mendoza—, desde un punto central situado en el Bajío, Guanajuato o San Juan de
los Lagos, en Jalisco, en donde ha tenido lugar la más famosa de las ferias del
centro del país y a la que concurrían individuos desde lugares remotos. Al
reintegrarse a sus hogares, los peregrinos, los comerciantes, los arrieros con
sus recuas, los ganaderos con el producto de sus ventas o los mineros que
habían concurrido para divertirse, la canción tipo se extendió hasta regiones
que durante el resto del año no tenían ningún movimiento, ni siquiera afluencias
de pasajeros, y en donde los pacíficos habitantes rumiaban las canciones
aprendidas de los trovadores".
Como consecuencia,
apareció la canción ranchera, la que, siendo la misma sentimental y romántica,
sólo se difiere por encerrar en su estructura un sentimiento menos elaborado y
al mismo tiempo más primitivo.
La gente de las
rancherías no sólo deformaba las frases musicales, sino también dislocaba los
versos, principiando con un corto seguido de otros largos de metro variable,
cambiando los vocablos o ajustándolos a su lenguaje arcaico y rudo, y, en fin,
aplicándoles su propio carácter, cada vez más alejado de la fuente italiana que
le había dado origen.
Por esta razón, la
canción ranchera es más auténticamente mexicana y folklórica, puesto que procede
del campo alejado de la civilización. Y, en consecuencia, canta asuntos
campestres, canta a los animales de labor, sentimientos elementales (el
machismo, el amor desdeñado, los celos). En este tipo de canción aparece
frecuentemente el falsete, jipío o aliento entrecortado. Según parece, esta
modalidad procede de las canciones de las montañas vasconavarras, en las que
todavía aparece en las jotas.
El número de rancheras
populares es muy abundante, y han sido cantadas por todos los grandes solistas
mexicanos. Cuco Sánchez ha sido quizá el más prolífero autor (La cama de
piedra, Escaleras de la cárcel, Grítenme, piedras del campo) y uno de los
intérpretes más clásicos. Pero a su lado han de figurar en lugar de honor
nombres como los de Jorge Negrete, Aceves Mejía y docenas de otros. Entre los
títulos, podríamos recordar Cielito lindo; Corazón, corazón; Fallaste, corazón;
La del rebozo blanco; María bonita; Pénjamo, Qué será (de Pepe Guízar); Que
seas feliz; Gorrioncillo pecho amarillo, etcétera.
El corrido es otra de
las formas más peculiares de la canción mexicana, menos revitalizada que la
anterior debido al cambio de la época. Los corridos, genero
épico-lírico-narrativo, son relatos cuyo origen claro aparece en el clásico
romance castellano. De forma octosilábica y acompañado de guitarras, su
estructura musical es muy simple; generalmente queda reducida a una sola frase
repetida muchas veces.
Impresos en hojas
sueltas, a modo de los pliegos de cordel, en ellos trovadores populares
cantaban noticias, historias (ficticias o verdaderas), que llegaban a la
sensibilidad popular. He aquí un ejemplo de cómo anunciaban estas coplas en las
plazas públicas: "Corrido de la catástrofe aérea al chocar un avión contra
el gigantesco Popocatépetl, en el pico del Fraile, donde perdió la vida la
bella artista Blanca Estela Pavón y el senador Ramos Millán. Veinticuatro
muertos". Todo ello, naturalmente, bien enmarcado por exclamaciones.
La primera época del
corrido ocupa el último cuarto del siglo pasado. Por entonces empiezan a
cantarse las hazañas de los rebeldes al Gobierno de Porfirio Díaz, su desprecio
de la muerte y su amor a las mujeres. La segunda época abarca las grandes
revoluciones de principios de siglo (1907-1929), y en ella surgen los más
importantes corridos: La Adelita; Carabina 30, 30; Allá en el rancho grande; la
Cucaracha; la Valentina; Marieta; Adiós. Mariquilla linda, etc. Emiliano
Zapata, Pancho Villa, "Los Cristeros" aparecen en medio de una
extensa mitología de mujeres fieles, in-files, de "machos" peleones,
de muertes violentas y un lirismo viril que lo transporta todo como una brisa
lejana"...
En los corridos se da
cita la pequeña historia del país, narrada con una épica rudimentaria, pero
eficaz y de fuerte impacto poético. Al lado de los eminentemente poéticos hay
corridos religiosos, de toreros, de caballos, de desastres, fusilamientos,
parricidios, bandoleros, raptos, líricos, de tragedias pasionales... Durante
largos años el corrido ha cumplido la función que hoy desempeña el periódico...
De todas maneras, lo
mismo estos dos tipos de canciones que algunos otros cobran individualidad
nacional gracias a la característica banda acompañante. El conjunto típicamente
mexicano está formado por violines, guitarras, arpa y trompetas.
Fundamentalmente, está copiado de las bandas militares de la época de
Maximiliano, pero con son burlesco, y de modo parecido a como hicieron los
negros en nueva Orleáns respecto a las bandas militares francesas (las mismas
aparecieron en México). También en este país acompañaban tales bandas los
acontecimientos sociales (banquetes, recreaciones, bodas), y de ellas surgió la
llamada orquesta típica, considera como peculiar de México y sin relación
alguna con la típica rioplatense, dedicada al tango). La primera noticia que de
ella hay data de 1907. . En la capital y en las regiones costeras esta banda es
conocida como mariachi, nombre que finalmente ha prevalecido. Parece que la
palabra viene del francés mariage
(boda), ya que solían animar estas ceremonias.
En el mariachi, cuyo
número de músicos varía mucho, el guitarrista lleva la voz cantante. Suele
utilizar una guitarra de cinco cuerdas llamada guitarrón. El arpa deja su lugar
a las trompetas en los mariachis urbanos. El mariachi toca sobre todo sones o
canciones mariachis, es decir, huapangos y corridos, pero también acompaña
muchos otros géneros nacionales.
Su popularidad sigue
siendo muy grande. Todavía hoy se reúnen en la plaza Garibaldi de la capital
para ser alquilados. Intervienen en todo tipo de fiestas y ceremonias, y su número
es abundantísimo. Su música jovial, alegre y al mismo tiempo romántica es
sobradamente conocida en el mundo entero. La frescura, la sonoridad, el talento
popular de su repertorio las convierten en una de las agrupaciones más
personales y agradables, al mismo tiempo tradicionales y vivas.
PRÓLOGO
MÚSICA
DE CARRILERA
Más que un sistema de
transporte, el tren es un recuerdo que funciona con carbón para atravesar
paisajes, para subir montañas aprovechando las leves curvas de nivel, para
recordarnos que nosotros fuimos niños y que a la orilla de nuestra nostalgia
había una carrilera, muchos polines o durmientes que se iban achiquitando hasta
perderse en la lejanía, y muchas fondas camineras, cantinas o
"chuzos" donde una rocanola molía el alma mezclada a las copas de
"anisado".
Los tiempos han pasado,
los niños de entonces somos los hombres pensativos de hoy, la música ya no se
muele en rocanolas, se echa a rodar en aparatos electrónicos de increíble
precisión, se mueren de inutilidad los postes telegráficos, pero las fondas
camineras siguen siendo las mismas, aunque ya el aguardiente no sabe al viejo
anís ni tiene la misma dosis de desengaño que hacía bajar la cabeza a los
"mesmitos machos".
¡Música de Carrilera!
Música que se nos viene enredando al alma desde que los recuerdos eran
chiquitos desde aquellos tiempos en los que el pito del tren escandalizaba al
paisaje que después del paso de la locomotora se quedaba sumido en el silencio
mientras los mosquitos del paludismo celebraban su junta directiva en la mesa
redonda de las charcas.
No sé qué pensarán de
la música de carrilera estas nuevas generaciones de la Era Cibernética, de los
motores a reacción, de la penicilina y de los astronautas. Cuando nosotros
llorábamos por un "disco" de música "guasca", estaban dando
sus primeros "pinitos" las teorías de Norbert Wiener, Lee de Forest
estaba imponiendo sus diodos al vacío, y la Relatividad de Einstein era la
locura ininteligible que revolvía la maraña en desorden de la tempestuosa
cabeza del Mago de Ulm.
Por eso, para nosotros
tenía más importancia un disco "guasca". Música de Carrilera, que la
forma diabólica de la Energía o ese avispero de electrones que cruzaba una
rejilla caliente aprovechando el efecto Edison descubierto por el sordo de
Menlo Park.
La música
"guasca", la Música de Carrilera, nos tiene que llegar a todos porque
todos tenemos momentos en la vida en los que el alma escucha los recuerdos
"en pelota", sin vestido de ceremonia, sin zapatos que aprieten, sin
estrangular el corazón con el cilicio de una corbata.
Esta música sin
retoques que viene rodando desde el país
de los aztecas, donde acompañando una letra descuidada y adaptada al modo
de ser de los campesinos, era casi el formato sin papel de las crónicas periodísticas,
se amolda, perfectamente, a cierto estado de alma que es común a todos los
mortales, sobre todo, a los mortales enamorados.
Seguramente es
rechazada por cierto tipo de personas que la consideran "bárbara";
pero "bárbara" en el sentido en que los romanos consideraban a los
visigodos por no hablar su misma lengua, a pesar de que las huestes de Uldarico
pertenecían a una civilización más antigua que la de los latinos.
Yo no quiero hacer
disquisiciones filosóficas ni históricas. Simplemente espero manifestar en este
mínimo prólogo, que yo también siento la música "guasca o de
carrilera", que felicito muy sinceramente a Miguel Ángel López Botero por
la tarea emprendida y que, a su lado, tomo pasaporte de tercera clase en ese
tren que sale todos los días a visitar fondas camineras, desengaños y
recuerdos.
JORGE ROBLEDO
ORTIZ
Medellín, Colombia.
Junio de 1985
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