Biografía de Los Gavilanes del Norte:
Luis Eduardo Cruz Higuita nació en Cañasgordas (Antioquia) en 1949. Cuando tenía 10 años de edad tuvo una discusión con su padre y se vino para Medellín, sin conocer a nadie y sin saber a dónde iba a llegar. Llegó a la Plaza de Cisneros de una ciudad totalmente desconocida para él; durmió en las aceras, hizo mandados y con frecuencia recordaba las coplas que en la finca de su papá le sacaba a las vacas, a los caballos y a casi todo tipo de animales.
El primer trabajo de Lucho en el barrio Guayaquil de Medellín fue hacerle mandados a unas señoras que vendían arepas y ahí fue precisamente cuando compuso La canción de la arepa:
"Compadre vengo a contarle lo que ayer me sucedió, hombe iba por la calle y un cacharro me pasó, venga cómpreme la arepa me dijo una muchachito, me dijo bien pueda toque que la tengo fresquecita.
Y yo como buen curioso ahí mismo empecé a tocar, y si usté viera compadre qué arepa tan legal, me dijo tengo de peso, hay de veinte y de cincuenta pero la que está tocando negrito no es pa la venta... ".
Un personaje que tuvo que ver con Lucho fue Francisco Restrepo del almacén El Tiple y Discos Colombia. Este señor en su almacén tenía una grabadora pequeña y un día el joven Cruz se acercó y se puso a cantarle. Francisco se sorprendió tanto que lo hizo entrar, aunque apenas era un niño de doce años.
Apareció entonces en la vida de Lucho el declamador, compositor y maestro Horacio Alveda, quien tenía una casa fotográfica en la carrera Bolívar que se llamaba Foto Arte. Unos días después estaba en el almacén El Tiple, don Horacio Alveda con su compañero de dueto; entonces Francisco Restrepo llamó a Lucho, quien cantó con ellos una ranchera que nunca se grabó, y que dice así:
"En el tiempo que estuve contigo, fui tan sólo un hombre desgraciado, tú jugabas cruelmente conmigo porque estaba de ti enamorado... ".
Don Horacio le tomó aprecio a Lucho y le enseñó el arte de la fotografía y con este oficio se defendió durante mucho tiempo; pero en ese entonces Lucho conoció a Alfonso Colorado, quien era músico y cantante consagrado. Lucho ya tenía una guitarra y había ido a varios estudios de grabación pero siempre lo sacaban casi a la fuerza, porque todavía no estaba preparado.
Don Alfonso comenzó a enseñarle los secretos de la música, le corrigió muchos defectos y en ese entonces Lucho soñaba con ser un cantante de rancheras y corridos mexicanos; esa música lo apasionaba y esa pasión la traía desde niño, pues cuando estaba en Cañasgordas, los sábados le trabajaba a un señor cargándole salvado hasta la medianoche, con tal de que le pagara diez centavos, con los que al día siguiente asistía al teatro del pueblo a ver las películas de Tony Aguilar, Luis Aguilar, Pedro Infante, José Alfredo Jiménez o Jorge Negrete.
El dueto de Alfonso Colorado con Lucho Cruz comenzó a ensayar, montaron muchas canciones y se llamaron Los Gavilanes del Norte, que cantaban pura música del estilo del dueto mexicano Lupe y Polo. Comenzaron grabando en Discos Ondina corridos y rancheras todos de la inspiración de Alfonso Colorado, pero luego lo hicieron en Discos Colombia y en Victoria, de donde alguna vez habían sacado tallado al propio Lucho.
Algunas grabaciones de Los Gavilanes del Norte fueron Bohemio y cantinero, Cobarde corazón, Qué hago señor, No importa cantinera, Carta ensangrentada, Dueña del universo, No te asombres y Ni en la tumba te olvido.
En esos años setenta estaba de moda el Combo de Nelson Henríquez de Venezuela; entonces en Discos Victoria le propusieron a Lucho que hiciera dos temas musicales para esa orquesta, ya que había comenzado a destacarse como compositor. Ahí fue cuando hizo los paseos Artículo de lujo y La traicionera en la empresa le dijeron:
-Lucho y usted: ¿por qué no canta esos temas?
Lucho Cruz jamás en la vida había pensado en cantar música bailable, pues lo de él eran los corridos y las rancheras; pero como él mismo dice, "Dios me dio esta oportunidad". Lucho cantó y grabó los dos paseos en los que fue arreglista el maestro Nazario Andrade y el éxito fue tan impresionante que ambos llegaron al disco de final de año en la disquera Victoria.
A la orquesta que lo acompañó Lucho la llamó Combo Veracruz, recordando que su papá era de apellido Cruz; pero la disquera, viendo el éxito de este muchacho, le hizo firmar un contrato por diez años; contrato que le impidió aceptar muchas otras oportunidades.
En vista del éxito obtenido con su Combo Veracruz Lucho se alejó de su antiguo dueto Los Gavilanes del Norte y se despidió de su amigo Alfonso Colorado.
Algo que no puedo dejar de contar es que cuando Lucho grabó estos dos primeros éxitos bailables, fue a una emisora de R.C.N llamada Radio Calidad, pues él quería escuchar su voz en la radio y sobre todo acompañado de una orquesta; allí lo atendió un señor llamado Edgar Jairo Arboleda y Lucho por supuesto iba con mucha pena y temor.
-Jovencito, usted, ¿qué necesita?
-Lo que pasa es que aquí tengo un disquito que acabo de grabar y vengo a ver si usted me lo puede poner en la emisora.
Este señor lo escuchó y le dijo a Lucho:
-Y este que canta, ¿si sos vos bombe?
-Sí señor yo soy el cantante y el compositor.
-Bueno, ya se lo voy a poner.
-No señor, ¡no me lo ponga todavía; póngalo dentro de una hora, que yo necesito irme pa mi casa a ver cómo suena y sobre todo pa escucharme la voz!
Y el locutor le cumplió su palabra.
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