Biografía de Mesa y Bolívar:
Octavio Mesa nació en el barrio Manrique de la ciudad de Medellín, el 4 de agosto de 1933. Estudió en las escuelas de los barrios Sevilla y Guayabal; la primera guitarra que consiguió la compró en el almacén La Gabela, de Carabobo con Maturín y le costó dieciocho pesos; pero en ese tiempo Octavio se ganaba 2.50 pesos diarios y eso que trabajando muy duro como ayudante de albañilería.
Octavio es el rey de la música de parranda dura, de aquella que dice las cosas como son y como la expresa el auténtico antioqueño, montañero y campesino. Recordemos que Octavio en música parrandera es el autor de canciones como Los relajos del arriero, El jornalero, Canto al revés, El zapatero, El marido oprimido, Cómo dijo que dijo mijo, El esmeraldero, El viejito contento y El diccionario verde, entre otras.
Octavio hizo su primera canción a los 14 años de edad y la tituló Mi rival en ritmo de corrido, pero la primera obra parrandera fue un paseo llamado El retiro.
Aproximadamente en 1952 Octavio tenía un amigo llamado Jairo Muñoz, que quería aprender a tocar guitarra; Octavio, con mucha pereza, comenzó a darle clases y más adelante decidieron formar un conjunto. Conocieron a Jesús Bolívar, un hombre que hacía una segunda voz muy buena, y lo incluyeron en el grupo; el otro elemento era Miguel, hermano de Octavio, que ingresó como maraquero y percusionista; este grupo se llamó Los Amigos del Trópico.
Este conjunto interpretaba música de Guillermo Buitrago y Bovea y sus Vallenatos, La hija de mi comadre, La puya guamalera, El aguacero, etc. y sólo cantaban melodías bailables; pero como en muchas reuniones les solicitaban música fría se vieron en la necesidad de interpretarla; de la unión de las voces de Jesús Bolívar y Octavio Mesa nació un dueto que hizo época en la canción montañera y de carrilera: Mesa y Bolívar.
El guitarrista Arcesio Salazar los llevó a Zeida de Codiscos; hicieron la demostración e inmediatamente los aceptaron y les grabaron dos canciones de la inspiración de Octavio, los corridos Adiós al mundo y Ave peregrina. Éstos fueron éxitos totales y se "vendieron como pan caliente".
Después de la grabación, Mesa volvió a su trabajo de albañilería y Bolívar otra vez a su tejar; pero quince días después pasaron por el almacén El Tiple y allí escucharon sus voces; y dice Octavio Mesa, que la emoción que se siente cuando uno oye su voz en el primer disco, no tiene comparación ni con la ganada de una lotería.
Después grabaron el corrido Ramito de flores, la ranchera El suicida y muchas otras melodías que se pierden en el recuerdo; grabaron para Venezuela, para Discos Tropical de Barranquilla, para Metrópoli y otros sellos.
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